Como ya expuse en la anterior entrada, esta temporada me propuse tomar contacto con el surfkayac, para conocer desde dentro los entresijos de esta modalidad.
Cada día he aprendido cosas nuevas, lo que se debe hacer y lo que no, aunque puede parecer algo muy simple os aseguro que no lo és, al menos para mí. Todo empieza con la adaptación del material de pesca, cualquier caña de surfcasting convencional de acción algo dura nos valdría, bobinas de gran capacidad en el caso de usar nylon o algo menos profundas si se usa trenzado. En cuanto a los montajes para anzuelar el cebo, eran muy parecidos a los que yo usaba para la pesa de la lubina con cebo vivo, eso sí, un poco sobredimensionado, pasando de anzuelos 4/0 a los 6/0, de triples del nº4 a triples del nº1 y de una patilla del 0.40 a otra del 0.52-0.62.
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OWNER 5180 SSW |
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OWNER 5169 AKI TWIST |
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OWNER 5111 CUT SSW |
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OWNER STX-58 TAFF WIRE |
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OWNER ST-66TN |
Si algo me han repetido los dos Antonios, sobre todo el que se apellida como el poeta, es que no ay que escatimar en calidades, sobre todo en líneas de pesca y anzuelos, siendo éstos creo la parte más importante de todo el conjunto. Anzuelos robustos, generosos en tamaño, muerte y sumamente afilados serán nuestros mejores aliados a la hora de asegurar las picadas, pues como he podido comprobar son bastantes más los que se pierden que los se sacan.
Tras pasar el otoño y parte del invierno fuera por estudios y trabajo, regresé a casa como el turrón, por Navidad, con un mono de pesca y sobre todo de caza que no me aguantaba a mí mismo, ya que este año por decisión propia he dejado de lado la caza para ocuparme de otros asuntos, por suerte para la fauna de las sierras granadinas.
Entre polvorón y polvorón, Antonio sabiendo las ganas que tenía de coger un dentón me propuso una salida para tentarlos. Después de saber los resultados que había tenido semanas anteriores, y decirme que la cosa no pintaba mal recogí el guante que me arrojó con gusto y organizamos la salida. Estaba nervioso, quería tenerlo todo listo, bobinas, hilos, bajos, aparejos, en fin todo, e ir preparado para que no tuvieran que esperarme mucho y meter los cebos en cuanto despuntara el día y no perderme la hora buena.
Se acercaba el día las noticias no podían ser mejores, a Machado y a mí se nos unían Cordobilla y Ángel. La cosa pintaba bien y la compañía iba a ser inmejorable.
Había que ir a pescar, pero antes había que coger el cebo. Alguna vez Antonio me había dicho que si era difícil el hacerse con un buen dentón, más difícil aún era el coger un buen cebo, y es que a veces no es fácil dar con el cebo que queremos y en el tamaño que queremos.
Dicho y echo, 100 km para intentar coger el cebo ("esto no está pagao") la tarde de antes. Algún calamardo, alguna sepia, algún pulpo o algún pez vivo era nuestro objetivo. La tarea no era fácil , ya que había que coger el cebo para 4 pescadores (esta vez nos tocó a Antonio y a mí).
La suerte estuvo de nuestro lado y en apenas 3 horas teníamos una nevera con suficiente cebo vivo, tocaba dar la noticia a los compañeros de que cebo había, otra cosa es que aguantara vivo hasta el día siguiente. Tocaba desandar los 100 km con los oxigenadores a todo trapo y dejarlos descansar hasta la madrugada.
Suena el despertador, las 3:45 y lo primero hablar con Antonio para ver si el cebo seguía vivo, tras confirmarlo lo recojo y cargamos todo, alguna baja se había producido en la nevera, por lo que decidimos coger algo de cebo congelado por si las moscas.
Parada en el 24 h donde nos espera Cordobilla, tras ese café que sabe a rayos bebido de 1 sorbo como si fuera tequila, pasamos a recoger a Ángel, ya solo quedaba carretera y manta.
LLegada al pesquero y despliegue de medios, con las cañas montadas y todo preparado, metemos los cebos para adentro con la ayuda del kayak, las sensaciónes son buenas, el agua me gusta, el pedregal me encanta y sobre todo no oigo a Cordobilla ni Antonio diciéndome que no me tuerza tanto (ya va uno remando medio bien). En cuanto lo veo oportuno suelto los cebos y para tierra.
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Bonita instantánea que consiguió captar Antonio. |
La mañana transcurrió muy tranquila, hacía un día de mangas cortas y la compañía era inmejorable, a pesar de la poca actividad de los peces la mañana se me pasó volando.
Ángel intentaba sacar algún vivo con su caña de pulso, Machado y yo andábamos empatillando algunos triples y Cordobilla.... bueno, Cordobilla rabiando como siempre jejeje.
Si bien no estaba siendo una jornada muy fructífera, si estaba siendo bastante enriquecedora, pues cuando se juntan a debatir 4 pescadores siempre sale algo positivo. Llegó la hora de comer y como no podía ser de otra forma , los peces sienten la misteriosa necesidad de comer en el mismo momento que el pescador, a la misma vez que yo le metía el diente a un bocata, un pez hizo lo propio con el cebo, dando una bonita picada doblando la caña poco a poco, no cabía duda,, la picada era constante y el pez estaba clavado.
Llego a la caña y estaba sacando hilo, recuerdo los consejos que me habían dado y manos a la obra, tras una buena clavada, el pez sintió mi presencia y buscó refugio con unos cabezazos dignos de un gran pez, poniendo al límite la resistencia del hilo. Había que bombear con fuerza, había que ser rápido para evitar que se encuevara, pero con estos peces no siempre es posible salvar los cientos de cuevas, rajas, algares o aristas que se encuentra por el camino.
Hasta 3 veces se encuevó, le pelea me estaba resultando más complicada de lo que me pensaba. Con un poco de suerte y algo de paciencia conseguí sacarlo de su última fortaleza, cerca de la orilla y ya con pocos obstáculos por delante pude poner en seco a un hermoso dentón.
Sin duda vendió muy cara su dentadura. Para ser el primero no estaba nada mal, había visto los bonitos colores de este pez en fotos, pero en vivo era aún mucho más bonito. Con la alegría que tenía encima solo quedaba celebrarlo con los compañeros y aguantar sus bromas,
Si bien sacar un pez de estos siempre se recuerda, mi primer dentón siempre será especial, ya que he tenido la suerte de poder compartir este bonito momento con 3 magníficos pescadores y 3 buenos amigos, a los cuales les quiero dedicar esta captura. Mención especial a Machado, ya que sin sus consejos y sobre todo sin su constancia seguramente hubiera tardado mucho más tiempo en tachar al dentex de mi lista de especies.
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Ángel Miranda, Antonio Machado, Antonio Cordobilla y un servidor |
Sin duda la experiencia con el kayak ha sido buena y gratificante, ya que abre ante el pescador un gran abanico de especies impensables para el pescador de orilla, o al menos muy poco probables.
No solo la distancia es la ventaja de este método, para mí lo más importante es que puedes alejar de la orilla un cebo muy voluminoso y soltarlo en perfecto estado. De no ser así, nunca podría lanzarse un cebo de estas características y mucho menos aún que llegara al agua medianamente en buen estado, aunque fuese solo a unas pocas decenas de metros.
Seguramente volveré a practicarla, en cuanto pueda o tenga ocasión, sobre todo para buscar especies mucho menos comunes y raras desde costa, mientras tanto seguiremos intentando engañar alguna sardinilla siempre que e pueda.
Espero os halla gustado, un saludo y hasta la próxima.