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viernes, 9 de enero de 2015

Calentando motores en buena compañía.



Buenas a todos amig@s por diversos motivos estoy teniendo muy poco tiempo para ir a pescar, muy pocas  salidas en los tres últimos meses, y como el tiempo manda no siempre está el agua como nos gustaría, si bien las últimas jornadas han sido y seguirán siendo dedicadas  a la búsqueda de la reina de la espuma, la reina del surfcasting invernal y las noches frías, que como la mayoría sabéis me refiero a la lubina, róbalo o llobarro.






Este principio de temporada invernal  ha estado marcado por la aparición de las algas en cuanto se movía un poco el agua, así que ha sido difícil arrancar algún pez.  Por otro lado apenas un par de temporales, muy pocos para estas fechas, y muy poco frío, por lo que la temperatura del agua no está en su punto aún.


Por mi parte la cosa ha estado regular, consiguiendo solo algún robalete mediano, y algunos de poca talla  que se fueron por donde vinieron, salpicados de alguna baila de buen tamaño y algún que otro sargo, que aunque han sabido a poco, han maquillado algún que otro bolo jeje.










Pero si bien yo no he tenido el tino necesario para hacerme con un buen tarugo, en esta ocasión han sido mis compañeros de pesca los que acertaron de lleno.


En una de las salidas más complicadas que recuerde debido a  la corriente y sobre todo las algas, mi compañero y amigo Manuel Aljama (Lolo para los que tenemos el privilegio de llamarle amigo) se colgó este pedazo de robalo, con el que abría la lata de los tarugos invernales, y que fué justa recompensa a la cabezonería no solo de Lolo, sino también de Jesús y un servidor que aguantamos estoicamente lo laboriosa que estuvo el agua.









 En estos días así, solo un buen puntero, y sobre todo un buen fluorocarbono, atado a un buen anzuelo cebado generosamente serán los únicos garantes de que nuestros cebos estén pescando cuando pasa el pez por nuestro puesto.




En  otra salida de las pocas que hemos echo, el turno fué de Sergio Gallego, un buen amigo y  consumado pescador  a spinning que ya sabe lo que es sacar tarugos con cañitas de juguete, y que este año le ha picado el gusanillo del surfcasting (pobre de él).

 Ante este nuevo reto que se planteaba he intentado ayudarle en todo lo que he podido y lo mejor que he sabido, tal como él hizo en su día conmigo cuando fuí yo, el que acudió a él y a su hermano Jose Manuel, en busca de consejos sobre la pesca con señuelos.



Como no puede ser de otra forma puse todo mi empeño para que todo saliera bien, y aunque aún le falta limar algunas cosillas y afianzar algunas cosas aprendidas solo le costó jornada y media el hacerse con un hermoso robalote, tras una bonita pelea en dos cuartas de agua, que sin lugar a dudas tardará en olvidar. Para maquillar el resultado nos hicimos con otro par de robaletes, que pusieron la guinda a otra jornada más de pesca.






Sin más que contaros me despido de todos vosotr@s hasta la próxima.