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martes, 24 de febrero de 2015

Mi primer Dentex

Como ya expuse en la anterior entrada, esta temporada me propuse tomar contacto con el surfkayac, para conocer desde dentro los entresijos de esta modalidad.

Cada día he aprendido cosas nuevas, lo que se debe hacer y lo que no, aunque puede parecer algo muy simple os aseguro que no lo és, al menos para mí.  Todo empieza con la adaptación del material de pesca, cualquier caña de surfcasting convencional de acción algo dura nos valdría, bobinas de gran capacidad en el caso de usar nylon o algo menos profundas si se usa trenzado. En cuanto a los montajes para anzuelar el cebo, eran muy parecidos a los que yo usaba para la pesa de la lubina con cebo vivo, eso sí, un poco sobredimensionado, pasando de anzuelos 4/0 a los 6/0, de triples del nº4 a triples del nº1 y de una patilla del 0.40 a otra del 0.52-0.62.



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Si algo me han repetido los dos Antonios, sobre todo el que se apellida como el poeta, es que no ay que escatimar en calidades, sobre todo en líneas de pesca y anzuelos, siendo éstos creo la parte más importante de todo el conjunto. Anzuelos robustos, generosos en tamaño, muerte y sumamente afilados serán nuestros mejores aliados a la hora de asegurar las picadas, pues como he podido comprobar son bastantes más los que se pierden que los se sacan.


Tras pasar el otoño y parte del invierno fuera por estudios y trabajo, regresé a casa como el turrón, por Navidad, con un mono de pesca y sobre todo de caza que no me aguantaba a mí mismo, ya que este año por decisión propia he dejado de lado la caza para ocuparme de otros asuntos, por suerte para la fauna de las sierras granadinas.

 Entre polvorón y polvorón,  Antonio sabiendo las ganas  que tenía de coger un dentón me propuso una salida para tentarlos. Después de saber los resultados que había tenido semanas anteriores, y decirme que la cosa no pintaba mal recogí el guante que me arrojó con gusto y organizamos la salida.  Estaba nervioso, quería tenerlo todo listo, bobinas, hilos, bajos, aparejos, en fin todo, e ir preparado para que no tuvieran que esperarme mucho y meter los cebos en cuanto despuntara  el día y no perderme la hora buena.

Se acercaba el día  las noticias no podían ser mejores, a Machado y a mí se nos unían Cordobilla  y Ángel. La cosa pintaba bien y la compañía iba a ser inmejorable. 

Había que ir a pescar, pero antes había que coger el cebo. Alguna vez Antonio me había dicho que si era difícil el hacerse con un buen dentón, más difícil aún era el coger un buen cebo, y es que a veces no es fácil dar con el cebo que queremos y en el tamaño que queremos.

Dicho y echo, 100 km para intentar coger el cebo ("esto no está pagao") la tarde de antes.  Algún calamardo, alguna sepia, algún pulpo o algún pez vivo era nuestro objetivo. La tarea no era fácil , ya que había que coger el cebo para 4 pescadores (esta vez nos tocó a Antonio y a mí).

La suerte estuvo de nuestro lado y en apenas 3 horas teníamos una  nevera con suficiente cebo vivo, tocaba dar la noticia a los compañeros de que cebo había, otra cosa es que aguantara vivo hasta el día siguiente. Tocaba desandar los 100 km con los oxigenadores a todo trapo y dejarlos descansar hasta la madrugada.

Suena el despertador, las 3:45 y lo primero hablar con Antonio para ver si el cebo seguía vivo, tras confirmarlo lo recojo y cargamos todo, alguna baja se había producido en la nevera, por lo que decidimos coger algo de cebo congelado por si las moscas.

Parada en el 24 h donde nos espera Cordobilla, tras ese café que sabe a rayos bebido de 1 sorbo como si fuera tequila, pasamos a recoger a Ángel, ya solo quedaba carretera y manta.

LLegada al pesquero y despliegue de medios, con las cañas montadas y todo preparado, metemos los cebos para adentro con la ayuda del kayak, las sensaciónes son buenas, el agua me gusta, el pedregal me encanta y sobre todo no oigo a Cordobilla ni Antonio diciéndome que no me tuerza tanto (ya va uno remando medio bien). En cuanto lo veo oportuno suelto los cebos y para tierra.
Bonita instantánea que consiguió captar Antonio.

La mañana transcurrió muy tranquila, hacía un día de mangas cortas y la compañía era inmejorable, a pesar de la poca actividad de los peces la mañana se me pasó volando.

Ángel  intentaba sacar algún vivo con su caña de pulso, Machado y yo  andábamos empatillando algunos triples y Cordobilla.... bueno, Cordobilla rabiando como siempre jejeje.





Si bien no estaba siendo una jornada muy fructífera, si estaba siendo bastante enriquecedora, pues cuando se juntan a debatir 4 pescadores siempre sale algo positivo. Llegó la hora de comer y como no podía ser de otra forma , los peces sienten la misteriosa necesidad de comer en el mismo momento que el pescador, a la misma vez que yo le metía  el diente a un bocata, un pez hizo lo propio con el cebo, dando una bonita picada doblando la caña poco a poco, no cabía duda,, la picada era constante y el pez estaba clavado.

Llego a la caña y estaba sacando hilo, recuerdo los consejos que me habían dado y manos a la obra, tras una buena clavada, el pez sintió mi presencia y buscó refugio con unos cabezazos dignos de un gran pez, poniendo al límite la resistencia del hilo. Había que bombear con fuerza, había que ser rápido para evitar que se encuevara, pero con estos peces no siempre es posible salvar los cientos de cuevas, rajas, algares o aristas que se encuentra por el camino. 


Hasta 3 veces se encuevó, le pelea me estaba resultando más complicada de lo que me pensaba. Con un poco de suerte y algo de paciencia conseguí sacarlo de su última fortaleza,  cerca de la orilla y ya con pocos obstáculos por delante pude poner en seco a un hermoso dentón.


Sin duda vendió muy cara su dentadura. Para ser el primero no estaba nada mal, había visto los bonitos colores de este pez en fotos, pero en vivo era aún mucho más bonito. Con la alegría que tenía encima solo quedaba celebrarlo con los compañeros y aguantar sus bromas,


Si bien sacar un pez de estos siempre se recuerda, mi primer dentón siempre será especial, ya que he tenido la suerte de poder compartir este bonito momento con 3 magníficos pescadores y  3 buenos amigos, a los cuales les quiero dedicar esta captura. Mención especial  a Machado, ya que sin sus consejos y sobre todo sin su constancia seguramente hubiera tardado mucho más tiempo en tachar al dentex de mi lista de especies.

Ángel Miranda, Antonio Machado,  Antonio Cordobilla y un servidor
Sin duda la experiencia con el kayak ha sido buena y gratificante, ya que abre ante el pescador un gran abanico de especies impensables para el pescador de orilla, o al menos muy poco probables.
No solo la distancia es la ventaja de este método, para mí lo más importante es que puedes alejar de la orilla un cebo muy voluminoso y soltarlo en perfecto estado. De no ser así, nunca podría lanzarse un cebo de estas características y mucho menos aún que llegara al agua medianamente en buen estado,  aunque fuese solo a  unas pocas decenas de metros.

Seguramente volveré a practicarla, en cuanto pueda o tenga ocasión, sobre todo para buscar especies mucho menos comunes y raras desde costa, mientras tanto seguiremos intentando engañar alguna sardinilla siempre que e pueda.

Espero os  halla gustado, un saludo y hasta la próxima.













domingo, 1 de febrero de 2015

EN BUSCA DE NUEVAS EMOCIONES...

Uno siempre siente curiosidad ante nuevas modalidades de pesca, bien por cambiar de aires, compañeros de pesca, ó simplemente  por sentir otro tipo de sensaciones y experiencias, que al fin y al cabo, son las que nos hacen enriquecernos y crecer como pescadores.

Hace dos años comencé con el spinning y me enganchó, después pasé por los rios de Sierra Nevada a buscar las esquivas y escasas truchas comunes de la mano de mi primo Álvaro y me fascinó.

Esta temporada pasada me propuse entre otras cosas practicar una modalidad en auge en los últimos años, no es otra que la del calado de cebo, o como lo han bautizado recientemente el surfkayak.

Modalidad polémica en algunos círculos puristas del surfcasting tradicional por catalogarla algunos de poco deportiva. Yo mismo cuando comenzaron las primeras fotos, los primeros vídeos de la gente que la practicaba, me preguntaba muchas cosas,  ¿Como lo harían, con que finalidad? Y he de reconocer que veía este tipo de pesca un poco alejado de lo que a mí me gustaba realmente.

Lejos de criticar gratuitamente a nada ni a nadie, como me da la impresión que está haciendo últimamente mucha gente, creo que más por desconocimiento que por convicción, o simplemente porque le ha tocado compartir pesquero con algún pescador inexperto en la técnica del calado de cebo, que ha terminado molestando a los demás pescadores, o muy posiblemente porque le halla tocado ver como su cubo estaba vacío mientras que en el de los "listillos" del kayak rebosaban unas buenas colas de peces. !!Ojo el Kayak no garantiza el pescado¡¡

Decidí este verano pasado salir y probar este tipo de pesca, y con quien mejor descubrir sus pros y sus contras que con dos de los mejores pescadores que hay ahora mismo en esta modalidad.

Me consta , pues llevo varios años hablando con ellos y siguiendo su evolución en esta modalidad, que  casi todo lo que saben lo han aprendido a base de bolos, pruebas, aciertos, fracasos y mucho mucho esfuerzo, ya que no había mucho escrito en ninguna revista, foro o web como pasa en otras modalidades.

No son otros que Antonio García (MACHADO) y Antonio (CORDOBILLA).


Junto a ellos tuve la suerte de poder compartir este verano un par de jornadas, ambas con resultados muy dispares.
Si bien la primera fué una de las jornadas más agotadoras de mi vida, fué también de las más divertidas. Varias Doradas de muy buen tamaño, dos sargos reales, varias sueltas de sargos y alguna dorada, y un  gran palometón fueron el resultado de esta jornada difícil de repetir. Si bien ese día lo que más me impactó no fué lo que salió, sino lo que perdí.






Tras calar una tira de  choco me senté a esperar mirando con poca fé la caña. Cuando menos me lo esperé Machado me avisa que la caña va a salir volando, al mirar vi la caña arqueada hasta el infinito sacando pelo con el carrete bastante apretado, la tomé en la mano y no podía sacarla del pincho, tube que arrancar todo el pincho de la arena para poder cogerla, a los pocos segundos el hilo rozó en una piedra y reventó. Buff menudo torpedo, menuda picada, la cosa prometía.


Con los nervios a flor de piel y para masticar lo que había vivido me puse ha hacer un poco de spinnig, consiguiendo capturar una palometa de un tamaño bastante bueno para el vivo, no me lo pensé dos veces, anzuelos al lomo,  y a remar. 

La dejé a unos 200 m, cuando regresaba veo que Antonio coge mi caña y empieza ha hacerme gestos, no lo podía creer, no llevaba la caña ni un minuto en el agua y ya había picado un nuevo pez, tras hacerme Antonio los primeros metros salí del agua y tomé la caña, no sabíamos muy bien lo que era, ya que al ser un montaje corredizo.....por fin llegó el plomo a la grapa, tras recoger bastantes metros de hilo, y fué cuando dijo aquí estoy yo. 


Menudas carreras, embestidas a apenas unas decenas de metros, tras ir cansando al pez lo fuí acercando y en repetidas ocasiones lo vimos, se trataba de un palometón, al menos tan bueno como el de Antonio, o quizás algo mayor, era ver la orilla y se metía 50 o 60 metros para adentro sin poder frenarlo. En una de las arrancadas partió la línea, el motivo, a saber, nudo mal echo, línea en mal estado rozada por la pelea anterior.., total algo falló y me privó de tan ansiado pez, pero al menos los disfruté un buen rato y pudimos verle la cara varias veces.



Ese día a pesar de habérmelo pasado muy muy bien, y poder compartirlo con estos dos amigos y mi padre que nos acompañaba, no pude pegar ojo pensando en la forma que la caña se dobló con esas dos bestias, y es que tantos metros de hilo entre el pez y nosotros sorteando toda clase de sitios donde poder perder un pez se hacen molto longos, jeje. Ya había sacado grandes peces a surfcasting y spinning, pero fué algo distinto, senti que no era yo el que tenía todo el control de la       situación, ya que había muchos factores que no podía controlar.





En la segunda jornada ansiábamos repetir un día como el anterior, pero nada más lejos de la realidad, todo el día transcurrió sin picada hasta que cuando todos estábamos recogiendo una caña se destensó y Antonio sacó una pequeña dorada de apenas 1.5 kg , la cual se tragó un titón enorme con un 6/0 , dió una pelea en el rebalaje digna atípica para una dorada de ese tamaño. Aunque se sacó esa pieza, la sensación fué de bolo absoluto.





Total en dos días tomé una de cal y una de arena, pues no es tan fácil como algunos se creen, eso de meter el cebo y sacar pescado, si hablamos de pescado de porte, claro está, y eso que iba con dos expertos en este estilo de pesca. Cuanta ignorancia emanan algunas críticas nada constructivas de  hacia esta modalidad,  de gente que nunca la ha probado.




El verano pasó y el deber manda, así que dejamos un poco apartada esta modalidad para seguir con el surfcasting, esperando ansiosamente un nuevo contacto con ella para seguir aprendiendo y sacar mis propias conclusiones, que al fin y al cabo son las que me valen para juzgar algo.

En las próximas entradas y cuando el tiempo lo permita narraré lo sucedido hace poco en un nuevo asalto en busca de nuevos peces, y esta vez, a la tercera si fué la vencida...MI PRIMER DENTEX

Un saludo a todos.